
«Lo público es la fuente en la que hemos de beber todos, y que hay que mantener siempre limpia y con agua».
La biblioteca es un servicio público «gratuito» (es decir, pagado con el dinero de los contribuyentes) que trata de satisfacer el derecho a la cultura y la información que la Constitución nos reconoce a todos los ciudadanos. Como servicio público al que tenemos derecho, debemos exigir su existencia y buen funcionamiento, pero también debemos responsabilizarnos del mismo los ciudadanos en la parte que nos toca. Como sabemos, todo derecho conlleva también una responsabilidad y el cumplimiento de unas normas que se establecen precisamente para que todos podamos acceder a los servicios de una manera adecuada y equitativa, dentro de lo posible. Enumeramos algunas de las normas y responsabilidades que nosotros como ciudadanos debemos seguir en nuestro uso de la biblioteca :
– Guardar silencio o hablar en tono bajo para no molestar a los demás usuarios, que trabajan, leen o estudian.
– Desconectar o poner en silencio los móviles y salir de la biblioteca a hablar por teléfono.
– Tratar con cuidado los materiales de la biblioteca (libros, audiovisuales…) para que duren el máximo tiempo posible y otros usuarios puedan disfrutarlos en las mejores condiciones.
– No comer ni beber (excepto agua) en la biblioteca para no ensuciar los materiales, el mobiliario y las instalaciones.
– Tratar con cuidado el mobiliario y las instalaciones.
– Todo aquello que las reglas de urbanidad y el sentido común nos aconsejen.