El escritor Juan Goytisolo ha sido distinguido con el Premio Miguel de Cervantes de las Letras 2014.
Según el jurado ha sido elegido «por su capacidad indagatoria en el lenguaje y propuestas estilísticas complejas, desarrolladas en diversos géneros literarios; por su voluntad de integrar a las dos orillas, a la tradición heterodoxa española y por su apuesta permanente por el diálogo intercultural».
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Su carrera como narrador arrancó a los 23 años, en 1954, con Juegos de manos una novela que lo situó entre los más destacados autores del realismo crítico de la posguerra. Instalado en París desde 1956 y después de publicar otras novelas y libros de viaje (a Cuba, a Almería), Goytisolo rompió con su exitosa etapa anterior y se lanzó a una experimentación narrativa que arranca en 1966 con Señas de identidad, una ácida y dislocada visión de la España franquista a través de la mirada de Álvaro Mendiola, alter ego del propio novelista y protagonista de una trilogía completada con Don Julián y Juan sin tierra.
Desde los años ochenta del siglo pasado alterna las estancias entre París y Marraquech, la ciudad en la que se instaló definitivamente en 1997 y a la que dedicó la novela Makbara (1980). Le seguirían títulos como Paisajes después de la batalla, Las virtudes del Pájaro solitario, La saga de los Marx, El sitio de los sitios o Telón de boca.
Partidario de una lectura de la tradición española ajena al discurso puritano y nacionalcatólico, Goytisolo ha dedicado varios ensayos a figuras como Francisco Delicado, Blanco White, Manuel Azaña o Américo Castro.
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En 1985 y 1986 Goytisolo publicó los dos volúmenes de sus memorias: Coto vedado y En los reinos de taifa, una descarnada revisión de su infancia y de su compromiso antifranquista a la vez que un minucioso relato sobre la conflictiva asunción de su homosexualidad, paralela a su cambio de registro literario. Todo un hito en el memorialismo español, esos títulos funcionan además como teoría narrativa y biográfica de un heterodoxo que dice serlo a pesar suyo